Hoy comparto con vosotros la experiencia de Steffi, una mujer que ha hecho un proceso de aprendizaje del Método Grinberg en Alemania. Nos explica que cuando se presionaba por las tensiones de la vida cotidiana, creaba una reacción tan fuerte en su cuerpo llegando a tener desmayos y como ha aprendido a gestionar el miedo.
En el apartado de experiencias de clientes en mi web, puedes leer la experiencia de algunos de mis clientes que han hecho un proceso de aprendizaje, también enfocado obtener más recursos en gestionar sus miedos.
Si tienes ansiedad, te sientes inseguro o te atreves con todo pero con grado de nerviosismo que te hace sentirte al límite, puedes venir a probar conmigo una sesión del Método Grinberg en Sabadell.
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SENTIR EL MIEDO: LA IMPORTANCIA DE LAS EMOCIONES PODEROSAS
A veces el miedo se manifiesta en formas difíciles para nosotros de reconocer. Los temores de Steffi Kessler adquirieron una presencia física tan poderosa en su vida que no tuvo más remedio que enfrentarse a ellos.
«Los desmayos comenzaron cuando yo tenía unos 15 años de edad. Siempre ocurrían cuando sentía mucha presión por hacer algo en la escuela o en el trabajo que no me gustaba mucho. «Las presiones que sentía eran consideradas como normales para muchas personas, pero la ansiedad que experimentaba en respuesta a ellas no lo era. Cuando los exámenes se acercaban, Steffi sentía el aumento de tensión y, por supuesto, se sentía más ansiosa. Trató de lidiar con aquello mediante la práctica de la meditación y manteniéndose muy activa físicamente, pero daba igual lo que intentase ya que no conseguía relajarse.
«Todo comenzaba con un dolor de estómago, seguido de diarrea. Mi campo de visión se reducía y me volvía muy sensible a los ruidos. Cualquier cosa extra ya era demasiado. Mi respiración se volvía pequeña. No podía disfrutar de comer y mi cabeza era tan ruidosa que no podía dormir. Cuando lo conseguía, me despertaba casi cada media muy tensa y alarmada. Sentía una especie de estado de ánimo o una atmósfera a mi alrededor, que se había acumulado en los últimos días, que me asustaba hasta que me desmayé”.
Finalmente Steffi fue a un médico que, después de darle algunas respuestas médicas para explicar el fenómeno que estaba experimentando, le sugirió que probara el Método Grinberg. Fue entonces cuando Steffi acudió al Profesional del Método Grinberg, Jens Hüttner. Durante los dos años siguientes, trabajaron juntos para conseguir que aprendiese a relajar las diferentes partes de su cuerpo y en la conexión de los sentimientos y emociones con las sensaciones físicas. La ansiedad le creaba opresión en el pecho y afectaba a su respiración, y Steffi acumulaba tensión en los hombros y el cuello que causaban calambres en las manos y los brazos. Como parte del proceso de coaching somático, Jens también le enseñó ejercicios para aquietar la mente.
«Cuando empecé con las sesiones, tenía la sensación de algo no funcionaba en mí. Me sentía como si fuera a volverme loca si permitía sentir todo el miedo. Jens, profesional del método Grinberg, quería que me abriese a sentir el miedo y eso me aterrorizaba. Me llevó algún tiempo entender que no permitirte experimentar tus propias emociones fuertes es en sí una locura. Me empecé a sentir mucho más estable y fuerte. Mi cuerpo se volvió mucho más saludable, y era capaz de sumergirme en la relajación sin quedarme atrapada en la tensión”.
Steffi siente toda la gama de emociones; la ansiedad y el estrés son, por supuesto, una parte normal de nuestras vidas pero cómo respondemos a ellos físicamente depende de nosotros. Steffi ahora puede experimentar el miedo, pero los desmayos son cosa del pasado. Al estar ahora conectada y en sintonía con su cuerpo, confía más en sus respuestas corporales y puede gestionar la energía que experimenta sin sentir que va a perder el control.
Aunque el miedo puede ser difícil de afrontar, es una parte esencial de la vida y nuestros cuerpos están realmente bien preparados para hacer frente a el y a todas las emociones que vienen con el. La clave es encontrar maneras de reconocer exactamente cómo y dónde nuestros miedos se manifiestan para utilizar mejor esta poderosa emoción. Si hacemos esto, podemos usar el miedo como combustible para movernos adelante hacia una mejor vida.